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miércoles, 3 de febrero de 2010

El partido más importante como nación.


Hace unos días México despertó con la noticia de que Salvador Cabañas, delantero americanista y seleccionado paraguayo fue atacado en un bar al sur de la ciudad de México. Entrar en detalles de lo acontecido y del estado de “chava” seria repetir lo que los medios nacionales e internacionales han manejado a lo largo de estos siete días.

La jornada tres del fútbol nacional dejo ver la unión entre el gremio de futbolistas y aficionados, que sin pensarlo, apoyaron con mantas al jugador paraguayo. Pero en realidad no es ese el punto que quiero tocar. Apenas el día de ayer un amigo fue apuñalado por un grupo de delincuentes en la región 221 de la ciudad de Cancún, los cuales pretendían quitarle unos pesos en vísperas de la segunda quincena del año. Mi amigo perdió mucha sangre de camino al hospital y de no ser por el personal medico hoy no estaría vivo.

Se que te estarás preguntando, ¿Qué tiene que ver todo esto con Cabañas?, la respuesta es simple y salta a la luz. ¡Estoy harto de vivir en donde vivo, del México que observo y de la calidad de seres humanos que habitan en el, sinceramente, ya basta!

Es injusto que en un país como el nuestro se susciten este tipo de casos y hoy es momento de parar de llenó con el problema, cortar de tajo la maldad y encaminarnos a ser una mejor sociedad. Se que el caso de mi amigo no será resuelto en cuando menos unos 6 u 8 meses, mientras que en el caso de Salvador ya habrán dictado acto de formal prisión al los culpables.

La frase se ha repetido en varias ocasiones pero es verdad, somos presas del peor enemigo del hombre, de aquel enemigo que carcome nuestro ser, que no nos deja vivir tranquilos y pone en riesgo nuestra integridad, si, somos presas del miedo.

No tenemos el valor moral de hacer lo correcto y exigir que se castigue a los responsables para que paguen por su culpa y de a poco limpiar a nuestra sociedad. Somos tan cobardes y miedosos que nos “da cosa” acusar a quien hace mal y mancha nuestra vida con ataques terribles como los que acabo de mencionar.

Hoy le pido a los grandes dioses del fútbol iluminen a nuestras autoridades y nos de la fuerza para exigir que el caso de cabañas y el de mi amigo sean el ultimo de muchos que talvez no han corrido con tanta suerte.

Quiero pedir que México se una en torno a una playera verde de selección nacional, de armonía, paz y respeto. Hoy quiero salir a la calle a la hora que deseé y poder rodar un balón en la calle, cancha o parque de mi elección sin el temor a lo que me podrá pasar, quiero poder dejar salir a mi hermanita al parque a jugar la cáscara sin el temor de pensar que algún desgraciado pueda hacerle daño, hoy quiero que el fútbol me haga libre del miedo y nos ayude a mejorar como personas para modificar esta torcida sociedad mexicana. Que cada gol, cada gambeta, cada jugada excelsa, nos quite un poco de miedo y nos de justicia partido a partido. Quiero ver rodar el balón por un México pacifico y armonioso para las generaciones que vendrán , que ellos disfruten mas que yo este bello deporte y lo cobijen como algo mas que un pasatiempo semanal.

Pero sobretodo, te invito a ti amigo lector, seas hombre o mujer, Atlantista o Americanista, Tuzo o Rayado, Diablo o Puma, Indio o Estudiante, Santo o Zorro, Tigre o Azul, Poblano o Chiva, ha que hagas lo que tengas que hacer para que pare este miedo que nos come a diario y tantas heridas sin cura nos ha dejado se detenga. Porque somos cien millones de granos de arena, que juntos podríamos concretar una playa de colores turquesas y mareas bajas.

Hoy desde Cancún hasta Baja California sur, pido a gritos que se ruede la pelota de la paz, la justicia y la igualdad, vamos a jugar el torneo más importante de nuestro país, juguemos como Cabañas por nuestras vidas, opongamos resistencia como lo hizo mi amigo para no perder la batalla ante la maldad, anotemos el gol más hermoso que cierre el marcador a nuestro favor y derrote al temor. Porque hoy mas que nunca podemos hacerlo te invito a que por fin lo hagamos.

Porque como alguna vez lo menciono el pensador francés, Michel de Montaigne, “hasta los que recibieron buen numero de heridas en algún encuentro de guerra, ensangrentados todavía, es posible hacerlos coger las armas el día siguiente; pero los que tomaron miedo al enemigo, ni siquiera osarán mirarle a la cara”

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