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lunes, 15 de marzo de 2010

Nunca me han caído bien los pollos de la capital, por Brian Lara


Desde que era un incipiente mocoso en mi casa me inculcaron la humildad como un valor preponderante dentro de la vida.

Creo que por eso los pollos de Coapa me caen tan, pero tan mal. Siempre desde que los conozco se han encargado de ser soberbios, presumidos y poco agradecidos con el pueblo fiel que los sigue. Tal vez y sea por eso que me identifico con el Atlante, modesto y luchador son los dos términos que definen a este equipo azulgrana.

El sábado pasado en el estadio olímpico Andrés Q Roo, Atlante recibía la visita de un América desorbitado y con falsas creencias de clasificación temprana. Las declaraciones comenzaron a mitad de semana cuando jugadores de dicho club comenzaron a decir que de ganar en Cancún estarían del otro lado, que este seria un escalón más y que estaban para campeones. Como era de esperarse el estadio se pinto de un amarillo pálido con gente ciega que apoya a un gigante en decadencia, timorato, falto de riesgo y por momentos inseguro. Por su parte los potros de hierro saltaron a la cancha con todas las dudas que pueden surgir a partir de perder 3 partidos seguidos, sumar solo 5 puntos y a 7 fechas de finalizar el torneo no contar con una alineación titular.

El partido transcurrió bastante insipiente durante los primeros 30 minutos, hasta que como un balde de agua fría, Alonso Sandoval marco el 1-0 para los de la capital y el falso orgullo amarillo emergió en el potrero cancanéense. Termino la primera mitad y el panorama no era nada agradable para los de casa, estaban abajo en el marcador y no tenían por donde regresar al partido, es mas parecía que todo saldría mal. Para el comienzo de la segunda mitad el profesor Cruz lanzo a la cancha dos cambios que terminaron por ser importantes, ocupo a su mejor delantero Rafael Márquez Lugo y debuto a un joven medio campista de la filial en México de nombre Tomas Mata. El cambio se noto desde el comienzo de la segunda mitad, garra, fuerza, entrega y un segundo aliento para todos sus compañeros fue lo que ambos jugadores dieron durante su participación. Cuando Atlante mejor jugaba, cuando era mas dominador cayo el segundo gol del América por parte del joven Márquez que no llevaba ni un minuto en el campo.

En esta parte del resumen me permito hacer un paréntesis, se que a muchos les extrañara la poca actividad que ha tenido Santiago Solari, de eso se dice de todo pero no mucho es verdad. Algo que le he aprendido a este equipo azulgrana es que cuando el resultado vale más que lo personal es valido dejar de lado el orgullo y las diferencias. Hoy se que el profesor Cruz es un ser que estaba equivocado y rectifico, tarde, pero lo hizo. No pude evitar la alegría que me dio ver trotar al buen Santiago a la banca, amarrarse las agujetas y echarse agua sobre el rostro para entrar al terreno de juego. Solari fue el tercer cambio atlantista y con esto comenzó la revolución azulgrana de la mano de el pequeño gigante de apellido Bermúdez y de la experiencia de un tal “indio” llamado Hernán.

Atlante se fue con todo al ataque y consiguió su recompensa de la mano del “Hobbit”, quien marco un golazo que dejo sin oportunidad a Guillermo Ochoa, le pego de parte interna y la coloco pegada al poste más lejano. Fue entonces que por fin los escuche murmurar terror, sintieron frió, les dio miedo, es mas podría asegurar que mas d uno pensó lo peor, si a ustedes les hablo aficionados amarillos.

Lo que vino después fue la reivindicación de Johan Fano con la gente, marco un golazo de cabeza y emparejo el marcador. La recompensa justa a este Atlante humilde y trabajador hubiese sido ganarle al América, dejarlos vencidos sobre la cancha de nuestro estadio, con el orgullo por los suelos y con sus palabras atoradas en la garganta.

El partido fue una clara muestra de lo que han sido estos equipos a lo largo del torneo, buenos partidos, faltos de manejo y gol. Me atrevo a decir que es el mejor partido que el equipo de Cancún ha dado sobre su cancha y que merecía ganarlo.

Hoy ratifico lo que dije al principio, me caen mal los pollos amarillos, por habladores, soberbios y presumidos. Hoy solo por el hecho de odiar tanto al América te perdono atlante los malos resultados y te doy tregua con mis criticas, por que no haber perdido con esos pollos amarillos tiene un valor importante, pero que el América y su presunción, soberbia y orgullo no haya podido vencerte cuando parecías derrotado y a su merced, haberlos dejado con la boca abierta y sin clasificación tiene mucho mas valor.

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